HECHO A MANO

El comic infantil

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Siempre ha habido un sentido de infantilización del término comic-tebeo y del lector de este arte por la sociedad. Considerado como un producto dirigido directa y exclusivamente a los más pequeños de la casa. Sin embargo, esta consideración no es cierta, los comics también llevan a la reflexión al lector y más aún, el comic dirigido a los niños es es uno de los géneros más olvidados en estas últimas décadas en cuanto a su publicación.

Paradójicamente, el mercado debería cuidar más a este público potencial porque serán los futuros lectores. El comic, como lenguaje que es, necesita que el lector conozca sus reglas para su correcta lectura-comprensión. Lenguaje que se aprende mejor en la temprana edad y hábitos de lectura que después es más fácil repetir cuando se tiene más edad. Ese comic infantil además hay que diferenciarlo de otros como el libro ilustrado y cuentos ilustrados, de los que están estrechamente ligados tanto temática como iconográficamente.

El comic además se convierte en una herramienta importante más para el educador y para los padres como fomento a ese hábito a la lectura a la hora de captar lectores. El comic no solo tiene que producir reflexión al lector, también puede conducir a otro tipo de sentimientos humanos. Y ahí entraría este comic infantil dirigido a la educación y entretenimiento. De hecho el comic nació oficialmente en las páginas de los periódicos norteamericanos de finales del siglo XIX como complementos de lectura para niños. La publicación de comic infantil es muy antigua y rica en publicaciones y nunca han faltado a su cita con los jóvenes lectores.

En España, en concreto, a principios del siglo XX nacen las primeras revistas dedicadas a este joven público como En Patufat (1904), Gente Menuda (1906) o TBO (1917). Esta última es la que da nombre a este arte, T (te) B (be) O (o), de ahí que a éste se denomine “tebeo”. Después sustituida habitualmente por el anglicismo comics durante los años setenta y ochenta. Llama la atención que también se le denomine en la actualidad con términos como manga o novela gráfica.

En décadas posteriores de este siglo XX llegaron al kiosko español revistas como Cavall Fort, Pulgarcito y más recientemente Mortadelo y Zipi Zape entre otras. En la actualidad, todas estas revistas han ido desapareciendo del mercado y aunque no hayan desaparecido completamente, sí están en el ostracismo total, y más sostenidas que nunca por adaptaciones de personajes televisivos. La no renovación de conenidos creo que fue de las claves de esta paulatina desaparición. Intentos como Dibus! O Mister K han sido importantes pero no terminaron de calar en el público en el complicado mercado editorial.

De estas revistas mensuales se han publicado además algunos recopilatorios de sus personajes más conocidos. De Dibus! recomendar Dinokid de David Ramírez. Un niño superhéroe que puede convertirse en diferentes y variados dinosaurios. Se presentan en formato de tira humorística. Gran sentido del humor.

Un supervillano algo despistado, torpe y loco es el protagonista de Zorgo (Dibbuks) de Luis Bustos. Este personaje salió de las páginas de la revista Mister K. Intenta dominar el mundo pero no lo consigue, claro.

Los padres siempre se han encontrado con la problemática de saber si ese comic que encuentran en las estanterías de una librería o en una biblioteca es el más adecuado para sus hijos o para regalarlo, en definitiva si son los más adecuados para una determinada edad. Una dicotomía y problemática que lleva en la mayoría de las ocasiones hacía la elección de un comic clásico (Mortadelo y Filemón, Asterix, Tintin) o una adaptación de un cuento clásico de una serie de televisión actual. Hay que intentar salirse de ese manido recurso y conocer un poco de este apasionante mundo de las viñetas infantiles.

El progenitor tampoco tiene que asustarse ante la invasión desde hace décadas del manga. Manga es la denominación que recibe el comic en Japón. En este país oriental está muy bien estructurado, dirigido a diferentes edades e incluso profesiones. Hay que fijarse además que sean de lectura occidental a la hora de leerlos, ya que los orientales tienen otro sentido de escritura y los mangas se leen de izquierda a derecha.
La infantilización del medio de la que hacía referencia al principio hace que la gente piense al ver viñetas japonesas que está dirigido exclusivamente a un público infantil y no es así en todos los casos. El problema es cuando ese comic se exporta a otros países como España y no se indica a que público es más indicado. Ocurre lo mismo en el mundo de la animación (anime) que no todas las películas por ser de “dibujos” están dirigidas a un público infantil. La japonesa «La tumba de la luciérnagas» no está dirigida a un público infantil y siempre en los videoclubs y lugares de venta de DVD está en esa sección. Si se dispone a disfrutar de esta película, ya puede ir proviniéndose de cientos de pañuelos para ver la triste historia de dos huérfanos japoneses. Más triste incluso que la española La Hija de Juan Simón.

Lo mejor del manga para niños es que también disfrutan con la lectura un público más adulto, suelen tener esa doble lectura. Cowa! (Planeta DeAgostini) de Akira Toriyama. Este autor se hizo muy conocido por ser el creador de la popular serie Dragon Ball.
Tras finalizar con Dragon Ball, unos años después realizó diversas historias cortas que se recogen en un único tomo. Toriyama deja apartado aquí ese lado de acción de Dragon Ball para adentrarse en su faceta humorística que también tenían los primeros números de la otra serie. Viñetas repletas de tiernos, abrazables y entrañables monstruos.

Un informe de la revista web Tebeosfera sobre el comic publicado el pasado año, señala el auge en 2014 de la publicación de comic de aventuras editado en España, con aumento de los comics de temática superhéroicas y aumento de las traduciones de álbumes franco-belgas de género aventurero. Respecto al comic infantil, ha descendido respecto a otros años anteriores. A la hora de elegir comics infantiles actuales hay que echar un vistazo a editoriales como Mamut, Norma Editorial, Planeta DeAgostini y Dibbuks que apuestan y publican por autores españoles.