José Ramón Sánchez Arévalo comenzó su carrera como cartelista publicitario. En los 70 empieza a ilustrar libros infantiles y didácticos, entre ellos «Senda 3» (Libro que leímos muchas mamás y papás cuando estábamos en el cole. En sus primeras páginas había una buena colección de relatos cortos, prosa y poesía en torno a los protagonistas principales: Pandora, su caja de los vientos y una pandilla de niños) o «La Constitución del 78» (destinada a los alumnos de EGB por encargo del Ministerio de Educación).
Su colaboración con TVE se inició con el programa “Un globo, dos globos, tres globos” en 1974, ilustrando las historias que narraba Gloria Fuertes en directo.
Quizás sea la colaboración que mantuvo en el programa «Sabadabadá» que presentaba Mayra Gómez-Kemp, la que permanezca más nítidamente en nuestro recuerdo. La portada del programa comenzaba con una cabecera formada por imágenes extraídas de la película El desván de la fantasía, que José Ramón Sánchez realizó junto a Cruz Delgado.
Se ocupaba de la sección «Vamos a dibujar» y en ella, mientras Mayra enmarcaba la historia, José Ramón Sánchez completaba la narración, con su rotulador y su trazo preciso y veloz, dibujando las situaciones, escenarios y protagonistas de las mismas, y enriqueciéndola con sus propios comentarios.
José Ramón Sánchez Arévalo es uno de los grandes de nuestro país.
Entre 1980 y 1982 trabaja en «La gran aventura del cine», compuesta por 104 cuadros y 20 retratos de actores y actrices. Esta obra se ha expuesto en el Museo Español de Arte Contemporáneo.
Últimamente, José Ramón Sánchez ha vuelto al mundo del cine de la mano de su hijo, el director Daniel Sánchez Arévalo, para quien suele realizar los diarios de los rodajes.
En 2013 publica «Cuando el abuelo fue niño», un libro escrito a ilustrado por él, para niños a partir de 8 años, en el que recoge su vida de manera sencilla y cercana. Es una historia que trata de unir dos mundos muy diferentes, dos formas de vivir: la del abuelo, de setenta y seis años, y la de su nieta, de cuatro años.
En octubre del 2014 fue galardonado con el Premio Nacional de Ilustración, por “su trayectoria, su influencia en varias generaciones de ilustradores y su esfuerzo por el reconocimiento de la profesión”, a lo que ayudó su paso por la televisión que duró diez años.
Para nosotras ha sido todo un honor poder entrevistarle y ofreceros así este pequeño y mágico momento que nos acerca un poco más a este gran artista. De hecho contactamos con él antes de que fuera galardonado con este premio, que fue otra alegría más para nosotras, pues consideramos que se lo merece más que nadie. Muchas gracias José Ramón por lo que nos hiciste disfrutar con tus dibujos y por todo el arte que continúas creando para tod@s nosotr@s.
Junto a la entrevista, queremos compartir con tod@s vosotr@s esta preciosa ilustración que nos ha enviado a MiniGranada.
Su primera experiencia artística con proyección pública le llega con 19 años, cuando expone sus caricaturas en el Museo Municipal de Pintura de Santander. ¿Qué supuso este día para usted? ¿En qué se inspiró para esas primeras caricaturas?
Mi primera exposición en el Museo de Bellas Artes en 1955 fue una de las cosas importantes de mi trayectoria artística. Tenía solo 18 años y creía que mis caricaturas eran solo una parte complementaria de mi vida. La exposición me hizo “mayor”, dándome un nuevo sentido que remarcaba la vocación la dedicación y el compromiso. Me inspiré en figuras internacionales del Deporte, el arte, la política y el cine para las 15 caricaturas que dediqué a aquellos personales que admiraba.
Las otras 15 caricaturas eran de personajes “ilustres” de Santander: periodistas, cargos municipales, médicos, pintores y gente “muy popular” que solo eran conocidos por alguna dedicación especial como bombero, psiquiatra y comunicador.
En 1970 comienza a ilustrar libros infantiles y didácticos. Su estilo es inconfundible, y sutilmente nos evoca los dibujos del checo Heinz Edelmann, o al americano Peter Max, por sus trazos y su colorismo. Muestra de ello es su primer film animado estrenado en el 1979 «El Desván de la Fantasía». ¿Qué autores o personajes de ficción son los que le han influenciado en mayor medida?
Creo deber mi estilo a dos artistas tan encontrados como El Greco y Walt Disney. La influencia “setentera” de Edelmann fue solo pasajera. El arte pop duró aproximadamente una década. Y volví a mis influencias más evidentes. Del Greco creo que tengo un amor por las figuras alargadas de cabeza pequeña. “La gran aventura del cine”, digamos, mi obra más emblemática, le debía al pintor griego las figuras y a Walt Disney los colores. Es una mezcla rara, lo reconozco, pero soy bastante raro y contradictorio en las líneas generales que marcan mi camino. Sin el Greco y Walt Disney no sé qué hubiera sido de mí. Me los encontré desde muy niño y les seguí durante muchos años.
En la actualidad estoy más enganchado a Turner, Van Gogh, Edward Hopper y Moebius.
A mediados de los años 70 da el gran salto mediático a través del programa infantil “Un globo, dos globos, tres globos”, presentado por María Luisa Seco y Manolo Portillo, y donde también intervenían el marionetista Alejandro Milán y la poetisa Gloria Fuertes. ¿Fue usted consciente de que desarrolló una labor didáctica con los niñ@s como nunca antes ningún pintor lo había hecho?
Enseguida me di cuenta de que la televisión era un medio ideal para “enseñar”. Y siempre tuve la sensación de ser un “maestrillo” que dibujaba y, además, las contaba con palabras. Soy un contador de historias que empezó de niño contando películas y he terminado contando historias de muchos de los personajes del cine, la pintura, el ballet, el teatro y la literatura.
La generación a la que yo intenté “enseñar” era más creativa, más comprometida y más libre.
Y llegaron los 80. Primero con Sabadabadá y luego con Dabadabadá, dos programas infantiles en los que incluyeron la sección “Vamos a dibujar”. ¿Cómo vivió usted el reto de dibujar en directo (sin trampa ni cartón)? ¿Por qué cree que en el arte actual (y sobretodo en la música) ya casi nada es en directo?
Me atreví a “dibujar en directo” porque soy un tipo atrevido en esos temas de dibujar o pintar. Fui un pionero en aquel tema de “contar dibujando”. Creo que entonces era algo que interesaba a la gente. La gente de ahora solo está interesada en cosas más pequeñas y superficiales. Estoy convencido que dos tercios de la humanidad viven para su móvil. Como yo no quiero vivir una vida pequeña he renunciado al móvil mientras pueda acceder a ese mundo inabarcable de la pintura. Pero no descarto acabar mi vida enganchado a un móvil y mandando mensajitos tontorrones a los míos. Nunca se sabe.
Podemos decir abiertamente en esta entrevista que fuimos una generación privilegiada. Pudimos aprender con la televisión, con programas muy culturales y dinámicos que buscaban enseñar, y sobre todo educar en valores. ¿Por qué cree que actualmente no hay casi programación infantil educativa?
A los niños de ahora sólo les interesan las maquinitas que les faciliten ver sin pensar y jugar sin compromisos. La generación a la que yo intenté “enseñar” era más creativa, más comprometida y más libre. Sería interesante saber el porcentaje de gente interesante de aquella época en general. La actual podrá estar más informada, pero nunca será tan creativa.
Su obra gráfica ha pasado por diversas etapas. Desde sus comienzos con una clara orientación infantil (grafismo colorista) pasando por el óleo y llegando después al acrílico. Y en el 2013 nos sorprendió retomando la temática infantil con la obra autobiográfica “Cuando el abuelo fue niño” donde nos muestra su parte gráfica más íntima y juvenil. ¿Qué le ha hecho volver al mundo de los niños?
Volví al libro infantil con “Cuando el abuelo fue niño”. Quería sacar de la UVI a la editorial Valnera, que hemos fundado tres amigos. Un intento casi vano de resucitar lo que parece muerto: el libro, libro. Fue una vuelta al mundo de los niños que procuraré no repetir. Porque dudo de que haya ahora un mundo de niños y una necesidad visceral de leer. Haced una encuesta y me decís cuantos leen un libro de cada cien.
Con respecto al arte urbano, en Granada tenemos al Niño de las Pinturas ilustrando fachadas y calles. En Gran Bretaña está Julian Beever, dibujando por las calles creaciones de ilusión óptica con tizas y sus obras tienen una duración de unos dos días. Usted participó en este movimiento con un mural en la calle Alta de Santander. ¿Considera que la pintura debería de estar más presente en nuestras calles? ¿Nos daría esto una visión más placentera de nuestro entorno?
La pintura debería estar presente en las calles, en los colegios en la vida. Si estuviese más presente de lo que está ahora, la vida sería más divertida, más hermosa y más comprometida. Pero podría decir lo mismo de la literatura, el ballet, el teatro, la poesía y el cine.
Actualmente sigue trabajando desde Santander como Director Artístico de Ediciones Valnera con Jesús Herrán Ceballos y Ángeles de la Gala Bueno. ¿Cuáles fueron los orígenes de este proyecto?
Los orígenes de “Ediciones Valnera” fue el de soñar despiertos libros maravillosos. El primero que soñamos y editamos fue grandísimo. Posiblemente la edición de “Moby Dick” más ilustrada. No sé si las habrá mejores. Seguro que sí. Pero estoy por conocer alguna tratada con más amor.
Seguimos soñando. Los sueños son ahora más pequeños y más pendientes de las ayudas oficiales. Pero seguimos soñando lo que podemos. El día que dejemos de soñar “Ediciones Valnera” solo será un recuerdo de aventura juvenil, de intentos entusiastas y de búsquedas provechosas
Este pasado Octubre ha sido galardonado con el Premio Nacional de Ilustración 2014 por su “trayectoria” y su «influencia en varias generaciones de ilustradores”. ¿Qué siente José Ramón tras este reconocimiento?
Me siento como si me hubiesen concedido la medalla de oro al trabajo. Porque no deja de ser el premio a una trayectoria. Y si a mí me preguntaseis qué palabra resumiría esa trayectoria, diría “trabajo”, sin dudar un instante. Trabajo u oficio. Es lo mismo. El oficio se aprende con el trabajo y el trabajo bien entendido es un oficio que te apasiona.
¿Dónde se perdería en Granada? ¿Si pudiera elegir pintar un rincón de nuestra ciudad cual sería el escogido?
En un rincón de la Alhambra, junto a una ventana que daba a un pequeño jardín interior. Fue hace unos 10 años. Estaba con mi hija, que actuaba por la noche en los jardines del Generalife con el Nederland Ballet.
Fue una sensación serena, como de tiempo detenido y paz interior. Pensé que ese podía ser un buen lugar para descansar, contemplar y dejar pasar la vida hasta el momento de firmarla, que es la muerte entendida como un cuadro enorme al que solo la firma pone fin.
Por último José Ramón, ¿Cola Cao o Nesquik?
Ni lo uno ni lo otro. MI desayuno de niños que iba al colegio era una leche manchada de café y pan frito con leche consensada cocida. No he vuelto a desayunar tan ricamente como en aquellos 50 de mi infancia. El Cola Cao o el Nesquik han sido solo sucedáneos de madres que no tenían tiempo de cocer la leche condensada y de freír el pan sobrante.
Cuando el abuelo fue niño
El libro contiene una historia contada e ilustrada por el artista cántabro José Ramón Sánchez, aunque por motivos literarios aparece su nieta Olivia como la persona que cuenta la historia del abuelo.
En él se recoge la vida del ilustrador de una manera cercana, sencilla, contada para niños a partir de ocho años de edad. Es una historia que trata de unir dos mundos muy diferentes, dos formas de vivir: la del abuelo, de setenta y seis años, y la de su nieta, de cuatro años. Una historia de superación personal, en la que el protagonista vence todas las adversidades hasta obtener el reconocimiento artístico.
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Entrevista a José Ramón Sánchez en el programa «Arco Iris» (1985)
«Una vida de cine». José Ramón Sánchez.
Este documental recoge la vida y obra del dibujante más pintor o el pintor más dibujante de las últimas décadas, José Ramón Sánchez.