El oído cumple un papel fundamental en la adquisición del lenguaje. Los sonidos que escuchamos en el ambiente, son captados por el oído externo, llevados al oído medio a través de nuestro tímpano y recibidos por el oído interno para transformarlos en impulsos eléctricos llevados a nuestro cerebro, que lo procesará para poder dar una respuesta certera a aquello que escuchamos. Además, nuestro oído permite percibir nuestra propia voz, lo que denominamos retroalimentación auditiva, para así modular el volumen y la forma en cómo hablamos hacia los demás y adaptarnos a las diferentes situaciones.
¿Por qué se infecta nuestro oído?
Es común en niños pequeños catarros frecuentes, gripes y resfriados que, en ocasiones, pueden provocar acumulación de mucosidad en el oído y bloqueo de las trompas de Eustaquio dando lugar a la infección bacteriana más habitual entre los 6 meses y 3 años de edad, llamada OTITIS MEDIA AGUDA. Son más frecuentes en bebés y en niños pequeños porque sus trompas de Eustaquio se obstruyen con más facilidad. Las otitis medias se producen por detrás del tímpano, donde se encuentra un espacio hueco con la cadena de huesecillos. Este espacio se llena de mucosidad impidiendo el movimiento, y por tanto el proceso natural de transmisión del sonido.
¿Y qué relación tiene con el desarrollo del lenguaje?
Las otitis medias pueden hacerse recurrentes o repetitivas a estas edades. ¿Qué ocurre a esta edad? Pues ocurre que estamos en pleno proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje. Desde recién nacido hasta los 9 meses, se considera que hay una etapa pre-lingüística donde el bebé realiza arrullos, gorjeos y balbuceos para iniciarse cerca de los 10 meses en las primeras sílabas y significados de nuestras palabras y sonidos. A partir del año y hasta los 6, comienza un periodo de expansión del lenguaje, comprendiendo, expresando e imitando todo lo que ocurre a su alrededor. Si al año o dos años de edad, el niño padece otitis medias por un largo periodo de tiempo y no se pone medios para su curación, su audición disminuirá y como consecuencia no podrá discriminar los sonidos o fonemas que tienen nuestras palabras, ni responderá ante sonidos de su ambiente. A la larga, provoca un retraso en su lenguaje y en su habla, repercutiendo en: – Su nivel escolar, provocando problemas de aprendizaje – Problemas de autoestima: vergüenza a hablar delante de los demás cuando toman conciencia.
– Niños inquietos, no paran en clase, se desconectan.
Como ejemplo, el caso de un niño con 5 años que recién comenzó a “oír de nuevo” tras largos periodos de otitis recurrentes sin curación. Su lenguaje y su habla es de la edad de un niño de 2 años, realizando muchas omisiones de sonidos porque no los ha adquirido ya que no era capaz de descomponer los sonidos de nuestro lenguaje. El paso de 5 años a primaria conlleva la introducción a la lectoescritura. Si comenzamos a escribir al igual que hablamos, podemos imaginar cómo será la suya.
Lo que pretendo es que sepamos PREVENIR, y en el caso de que exista, poner los medios suficientes para una rápida curación. La mejor manera es seguir unos consejos básicos: – La lactancia materna inmuniza, previene contra infecciones. – Si se ha de usar el biberón, es mejor tomarlo en posición sentada. – A partir de los 2 años, el niño no debe de usar chupete ni biberón. Su uso prolongado produce deformación de la boca y el movimiento de succión genera presión sobre el oído. – Evitar el humo del tabaco, porque da lugar a procesos inflamatorios del aparato respiratorio. – Evitar los cambios de altitud o de clima.
– Llevar las vacunas al día, puede evitar el germen que causa las otitis.